Coincidiendo con el cambio de fase en el que hemos entrado apenas hace unos días, quería compartir con vosotros este modelo del cambio que me parece tan interesante. En un artículo anterior “¿Qué nos está pasando?”, intenté explicar la realidad vivida en este tiempo de confinamiento. Este modelo explicativo muestra de forma muy acertada, a mi parecer, estas variaciones en el estado de ánimo y en nuestras conductas durante esta pandemia. Al igual que ante muchos otros cambios que vivimos a lo largo de nuestra vida.

El modelo viene a decir, de manera muy resumida, que, ante un cambio, el ser humano pasa por diferentes fases emocionales a las que por supuesto le acompañan pensamientos y conductas acordes. Explicaremos cada una de ellas y probablemente veremos cómo pueden encajar con nuestra realidad actual.
- SHOCK: algo novedoso y con gran repercusión ocurre. Estamos en estado de shock, nuestras respuestas son escasas, estamos bloqueados. La confusión podría predominar en este momento.
- NEGACIÓN: el suceso es tan negativo o nos sobrepasa de tal manera que intentamos a través de la negación y la búsqueda de otras explicaciones, convencernos de que no puede estar ocurriendo en realidad. La desconfianza y la búsqueda de argumentos o soluciones desesperadas es predominante, acompañada de sentimientos como la angustia y la confusión.
- FRUSTRACIÓN: al darnos cuenta de que es algo real y que vamos a tener que afrontar, aparece la frustración. El enfado la rabia y los pensamientos negativos y catastrofistas pueden ser muy acusados en este momento. Este enfado nos puede mantener muy activos tanto a nivel físico como mental. La ansiedad reina en nuestras vidas.
- DEPRESIÓN: toda esta activación desemboca en cansancio tanto físico como mental. Nos deja agotados y daría paso a síntomas o conductas asociadas a la depresión. Nos encontramos con un estado de animo bajo y pensamientos negativos y pesimistas. Nuestras ganas y motivación e incluso nuestra capacidad para disfrutar se ven afectadas. Periodo de menor actividad.
- EXPERIMENTACIÓN: comenzamos a salir de este estado de ánimo negativo. Los seres humanos tenemos, por suerte, un instinto de supervivencia innato. Por lo que, este nos ayuda para ir creando estrategias que nos permiten salir de esta inactividad. La inseguridad en conjunto con un impulso, una sensación de tener que dar un paso adelante, aparece en estos momentos.
- ACEPTACIÓN: a través de experimentar y probar distintas maneras de afrontar la situación, aprendemos y adquirimos nuestras propias herramientas de gestión emocional y ponemos en práctica nuevos comportamientos. Empezamos a ver la luz al final del túnel, nuestro estado de ánimo es mucho mejor y nuestros pensamientos mas positivos.
- INTEGRACIÓN: estas estrategias de afrontamiento se vuelven habituales y, por lo tanto, las integramos en nuestro repertorio de conductas. En este punto, se puede decir que nos hemos adaptado a la situación estresante.
Este modelo explicativo, sirve para explicar el proceso de adaptación que las personas seguimos de forma habitual. Cada persona viviremos de una manera única este proceso, pero es muy probable que nos reconozcamos en estas fases, ante la situación del COVID-19 o cualquier otro cambio drástico en nuestras vidas, como una ruptura de pareja o la muerte de un familiar.
Si os reconocéis en alguna de estas fases del proceso de adaptación, podréis observar que no es tan lineal como se muestra en el gráfico. Si no que podemos estar durante tiempos muy distintos en cada una de las fases o incluso regresar a alguna que se suponía que ya habíamos completado.
FASE I Primer avance de la desescalada y nuevos retos
El paso a la Fase I se podría considerar una vuelta a la casilla de salida o un paso atrás en este proceso de adaptación, ya que supone situaciones nuevas a las que nos tendremos que empezar a enfrentar a partir de ahora. Por eso, es normal que ante un cambio de paradigma y ante las nuevas normas propuestas, podamos experimentar el miedo.
El volver al trabajo, a las reuniones sociales, a salir a las calles… puede suponer ilusión por ese avance, pero también miedo. No son emociones excluyentes. De hecho, emocionarse o ilusionarse con algo, supone también tener miedo, como cuando te lanzas a abrir un proyecto nuevo, con todo el riesgo que esto supone.
Tampoco es excluyente tener miedo y a la vez sentirse preparados para afrontar esta nueva etapa. El miedo, es una emoción, y como todas las emociones, tiene un papel fundamental para el ser humano y su adaptación. En este caso, el miedo, nos mantiene alerta, prevenidos y eso es lo que necesitamos ahora. Necesitamos esta emoción para que nos de esa energía y nos mantenga alerta ante este escenario que, aunque nos resulte familiar, es totalmente novedoso. Así que, si tienes miedo, ¡enhorabuena! Él te va a acompañar en esta nueva normalidad para ayudarte a estar atento y a cumplir las normas y así evitar contagios.
Como os he comentado, este gráfico muestra la progresión habitual, aquello que es lo más común entre la población. Pero en ocasiones, cuando nuestros recursos emocionales o de afrontamiento no son suficientes, nos podemos “atascar” en alguna de estas fases y no ser capaces de avanzar. En estos momentos, es cuando necesitamos de algún tipo de ayuda externa, tanto de familiares, como amigos o la ayuda de algún profesional, que no es mas que otra estrategia de afrontamiento más, cuando los recursos internos no son suficientes.
Por eso desde Tándem te animamos a no ignorar el miedo y a seguir avanzando CON él.
¡Juntos saldremos de esta!